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“Una inversión es aquella que, tras un trabajo de análisis pormenorizado nos promete el principal más una rentabilidad adecuada. El resto de las operaciones son especulativas” Benjamin Graham (The Intelligent Investor)

No me gusta la lotería, tampoco el casino, simplemente no disfruto de un juego en el que no tengo ningún control o posibilidad real de ganar a largo plazo. Quizás si fuese como los Pelayo, pero no estaba dispuesto a hacer ese trabajo de analizar todas las ruletas de los casinos. No es un reto que me atraiga.

Estando en el último curso de la carrera, pese a las dieciocho asignaturas que tenía por delante, decidí leer “Un paseo aleatorio por Wall Street” de Malkiel. El libro decía que el 90% de los gestores no eran capaces de vencer al mercado a largo plazo[1]. Entiendo que la mayoría de la gente se fijase en el 90%, pero por alguna razón yo me fijé en el 10% que si eran capaces. Quería batir al mercado a largo plazo y demostrarlo gestionando varios millones de euros, de mis ahorros y de aquellas personas más cercanas.

Me considero inteligente pero no brillante, y por ello lo mejor sería aprender de algún profesional que perteneciese a ese 10%. ¿Pero cómo encontrarlo? No iba a ser fácil porque la mayoría estarían en EE.UU. y no era fácil conseguir la tarjeta verde, especialmente en 2008.

Decidí empezar con el trading porque tenía menos comisiones y podría utilizar apalancamiento. Diseñé una estrategia y la empecé a ejecutar con algunos ahorros mientras estudiaba un máster. Aprendí una valiosa lección, era necesario formarse y tener las herramientas adecuadas por lo que decidí buscar trabajo como trader profesional. Y lo conseguí.

El trading profesional no tiene absolutamente nada que ver con lo que se ve en internet. Requiere software especializado y caro, equipo informático, comisiones “de mayorista”, conocer perfectamente la regulación, experiencia, mucha experiencia… El caso es que encontré una empresa en la que los jefes eran los principales accionistas y que además llevaban muchos años viviendo de los beneficios de su trading. Todavía no sabía lo que era “skin in the game”, pero ellos lo cumplían.

Mis antiguos jefes me enseñaron la diferencia entre invertir y lo que llamábamos ser un pollo, refiriéndonos a aquellos especuladores que compraban y vendían como pollos sin cabeza. También aprendí a comprar siempre a precios excepcionales porque a veces nos equivocábamos y así podríamos minimizar las pérdidas.

Los siguientes doce años se resumen en que he pagado el alquiler de forma puntual y unos cuantos impuestos a la Agencia Tributaria, y que he conseguido acumular y revalorizar cierto ahorro cuando partía de cero. Para ello he seguido un proceso de aprendizaje que he repetido varias veces: leer e investigar nuevas oportunidades; diseñar una estrategia (básicamente definir qué era un precio excepcional al que comprar y qué era el valor normal al que vender); probar; analizar los resultados; si funcionaban ejecutar; y si no volver a empezar.

La mayor evolución vino al leer sobre Warren Buffett y descubrir que consiguió rentabilidades increíbles analizando las cuentas financieras de las empresas (los fundamentales). Este tipo de análisis me permitía invertir más dinero, pero exigía más paciencia. Y paciencia tenía mucha. En mis años de experiencia, solo el 2% del tiempo he ganado realmente dinero, el resto del tiempo ha sido trabajar y esperar a los buenos momentos.

Y para asegurarme de que sabía lo que estaba haciendo, decidí obtener la designación CFA, considerado como el “Gold Standard” de la industria. Tres exámenes de seis horas que, de media, llevan mil horas de estudio cada uno. El programa cubre de forma teórica y práctica todos los conocimientos de los mercados financieros. Quería saber que conocimientos teóricos tenían los profesionales de los grandes bancos de inversión y los aprendí. También estudié y obtuve el máster en Value Investing de OMMA donde aprendería directamente de inversores que pertenecían a ese 10% capaz de batir al mercado.

Mientras tanto hice muchas pruebas de forma ordenada para crear una base de datos que me permitiese invertir con confianza plena en mi estrategia, como siempre había hecho. Mis padres y algunos buenos amigos se unieron confiando únicamente en mi criterio y mi palabra. Cumplimos la primera regla de Warren Buffett, no perder dinero a pesar del Brexit. Mientras tanto seguía acumulando mucho análisis.

2020 fue otro año emocionante con el COVID en el que las bolsas cayeron hasta un 30%. La recuperación fue de libro, como en las dos guerras mundiales, las crisis del petróleo o el 11-S. Además, aprovechamos para reforzar las posiciones que más habían caído pero cuyo valor a largo plazo apenas había cambiado y pude comprobar algo que había escuchado a Warren Buffett hacía mucho tiempo: que si volviese a empezar podría conseguir rentabilidades muy superiores invirtiendo en empresas más pequeñas. Por mi experiencia sabía que en los momentos de pánico bursátil hay veces que nadie quiere comprar y entonces puedes comprar a precios realmente excepcionales, porque eres el único que está dispuesto a comprar. Y al comprobar mi confianza en las inversiones, por el análisis bien hecho y el interés que mostrasteis vosotros por mi trabajo, decidí montar un fondo de inversión y aunar todos nuestros ahorros y mi trabajo en Nogal Capital.

En 2021, contacté con la gestora Creand AM[2] que apostaron por mí y dieron forma legal a algo que realmente empezó hacía muchos años en la biblioteca de la universidad. La velocidad se demuestra andando y si realmente eres bueno y tienes buenas ideas, debes asesorar un fondo de inversión en el que invertir tus ahorros, los de la gente que más quieres, y explicar claramente por qué lo haces. Decidimos constituir CINVEST / NOGAL CAPITAL FI, un fondo registrado en la CNMV y auditado por PwC. A partir de este momento todo cambiaba, entraba en las ligas mayores. Éramos quince partícipes, todos amigos y familiares, con 500.000 euros de nuestros ahorros para invertir en función de mis ideas, que por otro lado eran las ideas de Warren Buffett pero adaptadas a nuestras circunstancias.

Nogal Capital es un fondo de carácter familiar, local. Surge porque me gustaría que todos nosotros nos beneficiáramos de mi trabajo. Además, me gusta verlo como un trabajo artesanal, no es un fondo hecho para venderse al público en general, sino como ese restaurante de cuatro mesas donde el cocinero te recomienda qué comer, en función de  lo que ha encontrado realmente especial en el mercado ese día.

Este tipo de fondos son relativamente escasos en España y normalmente han contado con el apoyo de algún grupo empresarial familiar que confiase en la capacidad del asesor de mejorar los fondos “caros” en comisiones y sin valor añadido que ofrece la banca tradicional que gestiona el 90% de los ahorros de los españoles. Y como nosotros somos pocos, pero valientes, y tenemos mucha convicción en lo que hacemos, a finales de 2023 ampliamos capital dando entrada a siete socios y juntar el capital necesario que la CNMV exige para constituir una Empresa de Asesoramiento Financiero e impulsar el negocio. Ahora me podré centrar en analizar inversiones mientras el resto de los socios se encargan del desarrollo del negocio. Terminamos el año siendo 51 partícipes y una rentabilidad anual del 18%.

No solo eso, ¡el primer millón de euros de activos bajo gestión ha llegado en 2024! Es un hito especialmente importante porque representa la confianza que mucha gente que ha depositado en mis ideas de inversión, en mi forma de pensar y de trabajar, al invertir unos ahorros que nos ha costado mucho esfuerzo conseguir. Gracias a todos por esa confianza.

Todavía hay mucho trabajo por delante, muchas empresas que analizar, muchas inversiones que descubrir, mucha rentabilidad que conseguir. 2024 lo empiezo con mucha ilusión porque espero que nuestro trabajo marque una diferencia en los ahorros de todos nosotros. También lo empiezo con la misma curiosidad con la que investigaba en la universidad, pero con una convicción en mis ideas que solo he conseguido después de quince años viviendo de mis decisiones de inversión.

Espero que tengáis una gran entrada de año

Rodrigo Cobos, CFA

[1] Esta afirmación solo se comprueba con los resultados netos, es decir, después de comisiones. Las comisiones históricamente han sido muy elevadas, superiores al 2% anual y con comisión de entrada y de salida que podrían rondar el 5%. Quitando las comisiones, los gestores que vencen al mercado aumenta hasta el 50%. El problema no son los gestores, sino las elevadas comisiones que se cobran.

[2] Creand AM es una gestora mediana que surge de la renovación de Banco Alcalá de la mano de Credit Andorrá. Actualmente tiene 5.000 millones de activos bajo gestión y está creciendo fuertemente apostando por la gestión independiente de autor.