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Formación

Los intereses y su relatividad

“El tiempo es relativo”

Albert Einstein

En Madrid, a 24 de octubre de 2022

El tiempo es relativo, depende del observador afirmaba el físico creador de la Teoría de la relatividad. Y aunque relativo, para todos los ahorradores el tiempo tiene un coste, porque, en general, preferimos el consumo presente al consumo futuro, lo que en economía se llama la preferencia temporal. Y solo estamos dispuestos a demorar al consumo presente si nos pagan por ello.

El ejemplo más claro es el experimento que se ha realizado millones de veces poniendo a un niño frente a un caramelo y diciéndole que si espera un rato sin comérselo, conseguirá otro caramelo. Ese caramelo extra son los intereses. Cuando crecemos nos pasa lo mismo, pero en vez de un caramelo es dinero y nos pagan con intereses, dividendos o plusvalías.

Y aunque esta sea la norma habitual, algunas personas prefieren pagar estos intereses a otras personas porque piensan que pueden combinar los recursos presentes de tal forma que obtendrían un valor superior en el futuro.

Por ello hay tantos intereses como ahorradores y demandantes hay en la sociedad. En general, se cumple que todos los ahorradores exigen un interés que contenga principalmente: una prima de riesgo por si nunca cobrasen la deuda (riego de crédito); y una prima por la inflación.

Hasta aquí todo claro, el ser humano solamente está dispuesto a renunciar al consumo presente por consumir más en el futuro.

El problema es que desde la crisis de 2008 esto no es así. Los tipos de interés a los que la gente ha prestado dinero a los gobiernos ha estado por debajo de la inflación. Y el tipo de interés al que prestaba dinero a las empresas muy próximo a la inflación, incluso por debajo en momentos puntuales. Y esto no era un problema mientras caía la inflación siempre y cuando hubiésemos prestado el dinero a un interés superior que la inflación futura.

Pero la situación se ha revertido y la inflación se ha disparado. ¿Qué ha pasado? ¿El mercado se equivocaba o se trata de algo temporal?

En el artículo anterior sobre la inflación explicamos que hay dos formas de interpretarla, una que da lugar a que sea temporal como afirma el BCE, y otra por la que perduraría en el tiempo.

Yo soy de la opinión de que la inflación es el aumento de la cantidad de dinero en circulación y la subida de precios solo la consecuencia. Por tanto, mientras se siga imprimiendo dinero, como se está haciendo, seguirán subiendo los precios.

¿Qué está pasando en los mercados financieros?

Básicamente, a la hora de invertir “en bolsa” podemos elegir entre renta fija y renta variable. La renta fija es prestar dinero a cambio de un interés durante determinado tiempo. La matemática es sencilla, nuestro beneficio es el interés que recibimos menos la inflación durante todo el tiempo que prestemos el dinero. Si la inflación es del 9% y hemos prestado dinero al 3% durante tres años, perdemos un 6% cada año, es decir un 18% aproximadamente. Está claro que perdemos menos que si lo dejamos en el banco y dependiendo de nuestras circunstancias podría ser una buena idea, todo es relativo.

Invertir en renta variable significa que invertimos en empresas. Si estas son capaces de aumentar los ingresos por encima de la inflación de los costes, entonces ganaremos dinero, y si no, lo perderemos. Por eso se llama variable.

Cuando valoramos tanto la renta fija como la renta variable lo hacemos en función de los tipos de interés, que implícitamente tienen en cuenta la inflación. Por eso, la primera reacción del mercado es que según aumenta la inflación y los tipos de interés, todas las valoraciones caen. En función de cómo evolucionen la inflación y los beneficios de las empresas, subirá la renta fija, o subirán las empresas con ventajas competitivas.

Si has llegado hasta aquí es que el artículo te está resultando bastante interesante. Por no hacerlo demasiado largo, he reservado los gráficos y opiniones para el anexo. Accede desde aquí.

¿Qué hacemos en Nogal Capital?

En Nogal Capital hemos tenido en cuenta que los tipos de interés estaban muy por debajo de los valores históricos, por eso hemos sido prudentes y hemos invertido en empresas en las cuales una subida de los tipos de interés no afectase a los modelos de negocio.

Revisando la cartera encontramos que:

  • El 20% de la cartera no tiene deuda neta (deuda financiera menos caja).
  • Del 80% restante, la deuda neta supone 2,8 veces el beneficio operativo normalizado, de forma análoga, las empresas deberían poder devolver el 100% de la deuda en menos de 3 años. Además, la deuda neta representa el 16% de los activos totales.

A lo anterior debemos añadir que las empresas hacen uso frecuente de derivados financieros para cubrir el riesgo de los tipos de interés, lo que aún reduce más el riesgo de tipos de interés.

Por otra parte, hemos invertido en empresas líderes en su sector o con ventajas competitivas que les permita aumentar los ingresos por encima de los costes y de esta forma nuestros ahorros estarían protegidos.

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